domingo, 29 de noviembre de 2009

Mozart





  • Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart, nació en Salzburgo, Austria, el 27 de enero de 1756. Fue compositor y pianista a parte de saber tocar otros instrumentos musicales, maestro del Clasicismo, es considerado como uno de los músicos más grandes de la historia. El caso de Mozart es único, sin otro equiparable. Su precocidad es sólo una parte, por sorprendente y excepcional que haya sido, en el peso total de su estatura. Su genio se expandió con el paso del tiempo y desbordó los límites del niño prodigio. De niño Mozart mostró una capacidad prodigiosa en el dominio de instrumentos de teclado y del violín. Con tan solo cinco años ya componía obras musicales y sus interpretaciones eran del aprecio de la aristocracia y realeza europea. Era el séptimo hijo de Leopoldo Mozart y Anna María Pertl. Su nacimiento fue posterior a la muerte de cinco de los hermanos que hubiera tenido. El padre, violinista de talento, fue compositor y músico oficial de la corte salzburguesa. Enseño a su hijo a tocar el violín. El niño era también comediante, buen histrión, inquieto, movedizo, estuviera de buen o mal talante, conversador y bufonesco.

UN MÚSICO ITINERANTE


  • En 1762, a los seis años, Mozart escribe su primera obra: un minué para clavecín al que siguen de inmediato otros tres y un pequeño fragmento de sonata. El flujo de esas primeras creaciones se acaba deteniendo luego un poco, porque comienzan los viajes en los cuales su padre muestra, en cortes y ciudades europeas, el talento prodigioso de Mozart y la musicalidad prematura de Nannerl, su hermana. Ese año su padre le enseña a contar y a escribir. En octubre llegan a Viena. Allí, en medio de la corte y rodeado por la nobleza, Mozart insiste en llamar a Wagenseil, famoso compositor nativo de la ciudad. Insiste tanto que el emperador se ve forzado a ordenar que traigan al maestro. Mozart le dice entonces que iba a interpretar uno de sus conciertos y era preciso que él le pasara las páginas. Mayor importancia tiene el viaje a París y Londres, con un itinerario donde figuran Munich, Augsburgo, Stuttgart, Mannheim y Bruselas. La estancia en la capital francesa se extiende desde fines de noviembre de 1763 hasta el 10 de abril de 1764. Allí Mozart conoce a Johann Schobert, importante músico alemán. Radicado en París, se había integrado a la música de la ciudad y fue uno de los pilares en el desarrollo de la ejecución en el clave. En su segundo viaje a París, Mozart comprará ediciones francesas de sus sonatas que luego enseñará a sus alumnos. En Londres se quedaran por más de un año, desde el 29 de abril de 1764 al primero de agosto de 1765. Mozart y su hermana se presentan ante el rey y la reina. Durante tres horas a partir de las seis de la tarde, Mozart toca a pedido del monarca obras de Wagenseil, Bach, Abel y Haendel. El prodigioso ejecutante toca todo lo que le ponen delante, a primera vista y cuando se sienta al órgano es elogiado por encima de sus dotes de clavecinista. Acompaña a la reina que canta un aria, participa en sesiones de música de cámara y sobre todo conoce a Christian Bach. De la estadía en Londres es posible citar el testimonio del naturalista Saines Barrington, quien presenta a Mozart el manuscrito de una obra compuesta por un embajador inglés, sobre texto de Metastasio. Wolfgang tocó en el clavecín la introducción instrumental a la perfección y luego, en la parte vocal, tomó el registro alto mientras su padre cantaba el bajo. El viaje siguiente es en Viena y permanecen allí durante todo el año 1768. La varicela alcanza a los dos niños en Olmütz, ciudad en la que se refugian ante la epidemia que arrincona a Viena. En otro plano, resulta enriquecedor para el pequeño maestro que escucha y observa todo lo que propone la ciudad. El propio emperador José II habla con Mozart y le solicita que componga una ópera.

ENCUENTRO CON ITALIA


  • El viaje a Italia marca una etapa fundamental en el desarrollo de Mozart. Durante un año y medio recorre varias ciudades adquiriendo conocimientos que modifican su visión de la música. En agosto de 1770 compuso "cuatro sinfonías italianas", sin contar "no menos de cinco o seis arias, además de un motete". A partir del viaje a Italia en las composiciones de Mozart se hace notar un cambio sustancial que se mide, entre otras razones, en el creciente empleo del contrapunto. El Mozart que regresa a Salzburgo es en realidad otro músico, penetrado por la sabiduría de la forma y colmado por los hallazgos en la península. Habrá todavía un tercer viaje a Italia. Será a la ciudad de Milán, entre octubre de 1772 y marzo de 1773, momento en el cual escribe a pedido la ópera Lucio Silla. En esta época de su vida ocurre una gran crisis romántica, que comparte con otros músicos como Joseph Haydn.

UN PUNTAPIÉ HISTÓRICO


  • Al regresar, cuando llega a Salzburgo, muere el arzobispo Segismundo de Schrattenbach, quien había dedicado al músico un trato y comprensión manifiestos. Accede entonces al arzobispado de la ciudad el conde-príncipe Hyeronimus Colloredo, personaje totalmente distinto de su predecesor, que hará a Mozart pasarlo mal. El arzobispo Colloredo ofrece un concierto donde se estrenan tres obras de Mozart, el 8 de abril de 1781. El arzobispo no considera el esfuerzo de su servidor y, por el contrario, le impide acudir a una velada en la casa de la condesa de Thun, que contará con la presencia del emperador y a la cual Mozart es invitado. Mozart se enfurece. La situación hace crisis cuando Mozart se niega a llevar un paquete que envía Colloredo a Salzburgo. El arzobispo se enfada con el músico mandándole irse. Al día siguiente Amadeus entrega su dimisión ante el superintendente, el conde Arco. Días más tarde, cuando Mozart intenta entregar personalmente a Colloredo un último "memorial", el conde le cierra el paso en la antecámara del arzobispo. Se produce otra escena violenta y Mozart recibe un puntapié que lo arroja fuera de la habitación. A partir de este increíble acto de humillación Mozart es un hombre libre. Elige, como hacía tiempo lo deseaba, instalarse en la Viena imperial para lograr un ámbito donde su arte sea reconocido.

MÚSICO VIENÉS


  • Llegaba a Viena, tenía en ese momento veinticinco años, había estado por tres veces en Viena y no tenía dudas de que ese era el lugar para ejercitar su genio. Desde los comienzos de mayo de ese año se aloja en el segundo piso del hogar de la familia Weber. Mozart es feliz en ese ambiente familiar, en especial con las hijas de la señora, lo que hace surgir el amor en él y Constanza Weber. El 4 de agosto de 1782, en la catedral de San Esteban tiene lugar la boda que consagra a la pareja y que durará toda la vida de Mozart. Los ingresos para sostenerse él y su familia provienen de las clases que dicta a miembros de la nobleza, y de los conciertos y óperas que son, sin duda, la fuente más significativa de sus recursos. En realidad Mozart no alcanzó nunca a nivelar su presupuesto familiar. Cayó en manos de usureros y abundaban las continuas demandas de dinero a algún amigo. La salud del compositor se vio minada por esta situación de permanente inestabilidad. El músico dejó un testimonio de su rutina diaria: A las seis de la mañana ya estaba peinado y a las siete, completamente vestido. A continuación, escribía hasta las nueve. De nueve a una daba sus clases. Después comía, cuando no le invitaban; de ser así, no lo hacia hasta las dos y aún a las tres. Antes de las cinco o las seis de la tarde no podía trabajar y a menudo ni siquiera a esa hora, porque hay concierto. De lo contrario, escribía hasta las nueve. Como no podía confiar en escribir por la tarde a causa de los conciertos imprevistos y por la inseguridad de que le llamasen aquí o allá, procuraba, sobre todo cuando llegaba temprano a casa, escribir todavía un poco antes de acostarse; de este modo muchas veces se le pasaba el tiempo hasta la una. Después, a las seis, ¡arriba otra vez! En agosto de 1781 recibe el libro de la que sería su ópera El rapto del Serrallo. El tema "turco" fascina a Mozart que cuenta poco tiempo para componerla porque el estreno está previsto para mediados de setiembre. Es un éxito y logra en ese año quince representaciones, lo que constituye una cifra muy importante para la época.

OBRA INCONCLUSA


  • La mitología romántica ha tejido una leyenda en la cual el compositor italiano Antonio Salieri era el enemigo de Mozart. Se le atribuye, además, una delirante historia de envenenamiento. La rivalidad existió, algo humanamente comprensible entre dos músicos que competían por los favores de la corte imperial. En cambio, entre Mozart y Joseph Haydn siempre hubo una amistad profunda, acompañada de admiración recíproca. En los últimos diez años vividos en Viena compuso cantidad de sinfonias, desde la número 36, Sinfonía de Linz, hasta la trilogía final, que tiene los números 39, 40 y 41. Estas sinfonías fueron compuestas en el verano de 1788 y son por su intensidad expresiva anticipos del romanticismo y del pathos beethoveniano. En este período las otras dos obras capitales pertenecen al teatro y son las óperas Don Juan y La flauta mágica. Con ellas cierra por todo lo alto sus incursiones en el escenario lírico. Mozart conoció El barbero de Sevilla de Paisiello y es seguro que el éxito de esta ópera lo acercó a Beaumarchais. Kierkegaard se detuvo a considerar las motivaciones que oculta Don Juan, el tema convocó a Molière, Corneille, Goldoni. A su vez Gluck le dedicó un ballet, y el propio Mozart refleja en la figura de Don Juan el poder del mal, lo torna verosímil y carnal, despiadadamente verdadero, escandalizando a los contemporáneos. Como otra cara de la moneda, La flauta mágica cierra la relación de Wolfgang y el teatro con una obra de simbolismo oscuro y amplio, masonería incluida. El 20 de setiembre se estrena La flauta mágica con enorme éxito y un mes después ha alcanzado las veinticuatro representaciones. El maestro disfruta de ese reconocimiento de los vieneses y aborda la Misa de Réquiem que le encarga un misterioso personaje. Hoy se sabe quien se procuraba esa obra en condiciones extrañas para exhibirla como propia: el conde Franz de Walsegg. En el espíritu herido por las circunstancias del encargo, Mozart imagina que todo el asunto del Réquiem es su propio final y que ha sido envenenado. Con la cabeza apoyada en la pared de su habitación y la partitura manuscrita del Réquiem sin terminar en el lecho, le lega la muerte 5 de diciembre de 1791. Tenía treinta y cinco años, dejaba unas setecientas obras y es lícito preguntarse, ¿qué hubiera sucedido en la historia de la música si Mozart hubiera vivido diez años más?


Aquí os dejo un video de '' El Rapto del Serrallo '':




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